16 de mayo de 2011

El mecanismo de un botijo.

Historia


Todos conocemos el famoso dicho español de "eres más simple que el mecanismo de un botijo" y tenemos que decir que es una frase que no hace honor a la realidad.

El botijo o búcaro aparte de ser un objeto artesanal típico español es una autentica joya de la ingeniería, su funcionamiento se basa en fundamentos físicos elementales pero a la vez complejos.
Botijo de Mesopotamia
El origen del botijo es incierto y algunos afirman que aunque de forma rudimentaria ya se utilizaban objetos similares en la prehistoria, su gran auge fue en la edad de bronce, en la civilización mesopotámica y en la Grecia helenística.
La llegada del frigorífico a mediados del siglo XX fue arrinconandolo paulativamente y enviándolo a los trasteros y hoy en día desgraciadamente es difícil encontrarnos con algún ejemplar incluso en los pueblos castellanos donde dió tan buen servicio.

¿Cómo funciona un botijo?


En primer lugar hay que advertir de un típico error, el botijo no mantiene el agua fría, un buen búcaro realmente enfría el agua, es decir actúa como una verdadera máquina frigorífica.

Y lo hace de una forma natural, al estar fabricado de un material poroso como la arcilla, el agua del interior atraviesa su pared hacia la superficie donde se evapora, y es este paso de estado líquido a gaseoso en lo que se fundamenta el mecanismo de enfriamiento ya que para ese cambio de estado del agua, se necesita energía que extrae de la propia temperatura del agua que almacena el botijo en su interior. A todo este proceso se le conoce como Efecto Botijo.

Por lo tanto como se evapora agua del interior del botijo este enfriamiento natural produce un consumo de agua por lo que habrá que tenerlo en cuenta y saber que además del agua que bebamos, también el efecto botijo consumirá una buena porción de agua.

Parece complicado y difícil de visualizar incluso con el dibujo que hemos insertado así que vamos a poner otro ejemplo: Nuestro cuerpo.
Cuando realizamos una actividad física y sudamos lo que está haciendo nuestro organismo es defenderse para mitigar el aumento de la temperatura corporal "emitiendo" sudor que una vez en nuestra piel se evapora al calentarse con nuestro propio calor.

¿Pero realmente nos enfriamos? Pues sí, de hecho todos hemos comprobado alguna vez que si cesamos de realizar esa actividad que nos hace sudar y corre una cierta brisa notaremos como tenemos de inmediato una sensación de frío por todo el cuerpo sobre todo en las zonas que tenemos mas húmedas.

 Volviendo al botijo, podemos decir que hay tres factores claves en la eficiencia frigorífica de un botijo:
  1. Que esté fabricado en un material poroso.
  2. Que sea utilizado en un clima o ambiente seco.
  3. Que esté en un lugar ventilado.
1. Material poroso.
Teniendo en cuenta el primer factor, hay que evitar botijos más encaminados a la decoración que a otra cosa, estos son los que están pintados, esmaltados o vidriados ya que el barro pierde su cualidad porosa, es decir si queremos un botijo para utilizarlo como tal debemos evitar el típico que pone "Recuerdo de Tomelloso" como el de la foto.

2. Ambiente seco.
En cuanto al segundo factor solo tenemos que hacer memoria, los botijos son objetos típicos castellanos de ambas mesetas y provincias limítrofes y a medida que nos acercamos a la costa, su utilización desaparece.

¿A qué se debe esto? Pues es sencillo, en ambientes húmedos el mecanismo del búcaro pierde su eficiencia. Recordemos que hemos dicho que el agua se evaporaba obteniendo la energía del "calor" del agua que hay en el interior del recipiente, motivo por el cual, el agua se enfriaba.
Si el botijo se encontrara en un ambiente húmedo este calor lo podría obtener indistintamente tanto de la humedad exterior como de la interior o incluso en un ambiente saturado de humedad invertirse el proceso y calentar el agua del interior del botijo.

3. Ventilación.
Volviendo a hacer memoria, recordaremos que siempre que hemos visto un botijo lo hemos visto en el alféizar de una ventana, en un patio sombreado o en un lugar donde hay corriente.
Es fundamental para el búcaro estar en un lugar a la sombra y que tenga ventilación para favorecer la evaporación.

A mayor caudal de aire que incida en el botijo más cantidad de agua evaporará y por lo tanto mejorará la eficiencia, aunque también hay que recordar que esto supondrá que tendrá mayor gasto de agua por lo que tendremos que reponer más veces el botijo independientemente de lo que nosotros consumamos.
Teniendo en cuenta que en Las Jarillas tenemos el aire por castigo hay que destacar que los búcaros funcionan a las mil maravillas.
El efecto botijo en condiciones eficientes consigue bajar la temperatura del agua entre 10º y 12º.

Recomendamos la utilización de botijos, primero porque nos evita en verano tener la botella de agua dentro de la nevera con el consiguiente gasto energético de abrir y cerrar constantemente la puerta, en segundo lugar para no perder una tradición tan nuestra.
Y además a mi particularmente me parece que el agua que sale de un botijo está mucho más rica, parece que gana propiedades con su paso por la arcilla y además sale a la temperatura perfecta no como el agua de la nevera que en muchas ocasiones está tan fría que resulta desagradable y puede causarnos algún inconveniente en la garganta.

Consejos sobre el botijo


Es fundamental ponerle en el emboque de llenado una gasa de algodón o como hacían antiguamente nuestras abuelas, un capuchón de ganchillo. También ponerle en el pitorro de salida un palo a modo de tapón.
Con ambos artilugios evitaremos la entrada indeseable de insectos en el botijo.

A ser posible mantenerlo casi lleno o por lo menos mantenerlo con 3/4 de capacidad.
Dicen que suelen ser mejores los de arcilla blanca que los de otro color.

Antes de comenzar a utilizar el botijo conviene llenarlo de agua con un chorro generoso de anís y dejarlo reposar un par de días, a este proceso le llaman curado y supuestamente sirve para quitar el sabor a barro.

Una vez curado se enjuaga varias veces y ya está listo para usar, al principio el agua del botijo aún tendrá un pequeño recuerdo al anís pero se pierde al cabo de dos o tres llenados.

Si alguien todavía tiene dudas de que el mecanismo de un botijo es sencillo le recomiendo que haga click sobre esta imagen, que explica el efecto botijo desde el punto de vista físico y matemático a través de dos ecuaciones diferenciales obra de los profesores de la Universidad Politécnica de Madrid Gabriel Pinto y Jose Ignacio Zubizarreta cuyo trabajo fue publicado en la revista Chemical Engineering Education en 1995.
En el trabajo para simplificar los cálculos se considera al botijo como una esfera perfecta.



Aquí una página curiosa: http://www.botijopedia.com/

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