4 de octubre de 2011

Bulbos de otoño

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Dejamos atrás el calor del verano, aparecen las primeras lluvias otoñales y comienzan las noches a refrescar.
Los árboles caducos ya están cambiando el color de sus hojas; es el momento de sembrar nuestros bulbos de otoño.

Entre principios de octubre y mediados de noviembre es la época ideal para la siembra o plantación de los bulbos de otoño. Todos ellos florecerán unos meses después entre febrero y abril, dependiendo de la especie, la latitud y el clima de la zona.

En los centros de jardinería se pueden encontrar a partir de finales de septiembre los bulbos de siembra otoñal entre los que destacan tres especies sobre las demás, tulipanes, jacintos y narcisos.
Otras especies menos habituales pero también interesantes son las azucenas(lilium), los crocus, alium, freesias, fritillarias, muscaris, iris y algunos más.

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Es importante que elijamos bulbos sanos y limpios, y sobre todo que no presenten arrugas, agujeros ni hongos que suelen ser más habituales de lo deseable y además recomendamos elegir diferentes colores para hacer unas bonitas composiciones.
Una forma fácil de reconocer un bulbo sano, aparte de la visual es apretar un poco el bulbo sobre todo en la zona basal, si está duro es correcto, si está blando como cuando una fruta está golpeada debemos desecharlo.

¿Por qué son de otoño?


Sería lógico preguntarse porqué se llaman bulbos de otoño, o lo que es lo mismo porqué hay la necesidad de plantarlos en dicha estación.
La respuesta está en un concepto botánico: la vernalización.

La vernalización consiste en un proceso fisiológico que permite a determinadas especies vegetales la aptitud o posibilidad de florecer bajo la acción del frío.
Sin entrar en engorrosas explicaciones de fisiología vegetal diremos que algunas plantas necesitan acumular un determinado número de horas de frío para que sus hormonas se estimulen y desencadenen la floración.

El número de horas que tienen que acumular estos vegetales para florecer depende de cada especie. Por ejemplo para los tulipanes se estima que harían falta aproximadamente entre 7 y 10 semanas a temperaturas en un rango de 1 a 5ºC.

Esta es la razón por la que los bulbos de otoño hay que plantarlos en su propia estación y así puedan recibir el frío invernal de forma natural y posteriormente florezcan al finalizar el invierno

Pero también podemos ver bulbos como jacintos y tulipanes floridos durante todo el año en los centros de jardinería ¿por qué?
En esos casos son bulbos a los que se les ha forzado la vernalización introduciéndolos en cámaras frigoríficas o incluso utilizando métodos químicos.
De hecho nosotros mismos en nuestras casas podemos forzar nuestros bulbos introduciéndolos en el cajón de las verduras de la nevera durante un par de meses, a veces menos porque en ocasiones los bulbos ya vienen del productor con un número de horas frío.

Tallos subterráneos


Los diferentes tipos de tallos subterráneos se clasifican en tubérculos, rizomas y bulbos.
Fisiologicamente un bulbo es una yema adaptada a vivir bajo tierra y con capacidad para acumular reservas.

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Los rizomas son tallos de crecimiento horizontal que se desarrollan bajo el suelo, de estos tallos subterráneos brotan unas raíces en profundidad y en la zona superior emergen tallos herbáceos hacia la superficie en busca de la luz. Las canas son un ejemplo.

Los tubérculos son tallos con una gran capacidad para acumular reservas que tambien tienen la cualidad de emitir yemas vegetativas y raíces. La patata sin ir más lejos es un claro ejemplo.

Otra estructura vegetal similar es la raíz tuberosa, pero a diferencia de los anteriores y como su nombre indica, no son tallos sino raíces que se han especializado y tienen la capacidad de engrosar y acumular reservas. Como ejemplo más característico dentro del tipo de flores que estamos tratando en este artículo habría que destacar sin duda la Dalia con su gran variedad de flores veraniegas.

Es por esta similitud fisiológica de todas estas estructuras botánicas por las que muchas veces nos referimos a dalias, canas, iris y otras variedades parecidas como bulbos aún cuando realmente no lo son, pero es un error completamente admisible para hablar coloquialmente y de hecho en este artículo lo vamos a hacer así.

Plantación


La plantación de los bulbos es muy sencilla, solo hay que elegir el lugar idóneo.
Las bulbosas no son plantas que tengan grandes exigencias de luz, agua y abono, ni tan poco en cuanto al suelo por lo que cualquier lugar puede ser bueno para sembrarlas.

Pero si queremos que esos bulbos nos florezcan durante varias temporadas deberemos elegir un suelo más bien ligero y con una buena fertilización.
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Para saber si un suelo es bueno para nuestros bulbos no hace falta nada más que utilizar el propio plantador especial de bulbos, si el suelo es demasiado ligero o demasiaso arenoso el plantador no extraerá la columna de tierra compacta, y si el suelo es demasiado arcilloso nos resultará imposible introducirlo en la tierra.

La característica más importante a tener en cuenta a la hora de elegir una zona de plantación es la propia vivacidad de las plantas bulbosas, es decir que se desarrollan año tras año a partir del mismo bulbo y por lo tanto habrá que tener en cuenta que el bulbo que introducimos en la tierra nacerá en el mismo sitio esta temporada y las sucesivas.

Los bulbos suelen plantarse en jardineras o también en el suelo en arriates, macizos, rocallas y en general cualquier zona destinada a flor de temporada solos o en combinación con otras flores o plantas.

La profundidad a la que hay que colocarlos es importante. Varía según las especies y si son bulbos, tubérculos o rizomas.

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Como norma general , y  observando el dibujo anexo, la profundidad de siembra idónea estaría entre 10-15 centímetros  para los narcisos y tulipanes, entre 5 y 10 cms los jacintos mientras que los bulbos pequeños como los crocus es suficiente con que estén enterrados un par de centímetros.

Si amplíamos el dibujo podemos ver el calendario aproximado de floración de las especies más representativas de bulbos otoñales que en nuestras condiciones climatológicas sería algo más temprano que lo representado (febrero-abril); además tenemos  la profundidad de siembra y la altura aproximada del tallo floral. Hay que tener en cuenta que una pulgada (inch) equivale a 2,54 centímetros.

Se plantan con una palita de mano o con un plantador de bulbos, a la profundidad y distancia adecuada según la especie. Y lo más importante los bulbos con la punta (por donde sale el brote) siempre mirando hacia arriba.

Se cubren con la tierra, se da un riego abundante en el momento de plantar y ya está, simplemente a tener un poco de paciencia y esperar a que florezcan.
La distancia entre los bulbos al plantarlos, depende de la especie. Oscila entre 2 centímetros en los pequeños crocus y 15-20 centímetros en los narcisos y tulipanes de mayor envergadura.

Al igual que rosas, orquídeas, bonsais y cactus tienen sus fanáticos, también existe una legión de seguidores de los bulbos que buscan temporada tras temporada nuevas variedades de bulbos para su colección a los que  miman y buscan un lugar privilegiado en su jardín.
Hoy en día son muchos los aficionados que utilizan internet para comprar bulbos de formas y colores exóticos por todo el mundo sobre todo en los Países Bajos, el lugar más emblemático cuando hablamos del negocio de las flores en general y de los bulbos en particular. Todas estas páginas especializadas suelen llevar el dominio .nl. En cualquier buscador es fácil encontrarlas.

Macizos mixtos con bulbos


Una de las principales características de los bulbos es la variedad cromática y morfológica de sus flores y por ello es ideal para su utilización en macizos, arriates y rocallas combinándolos con cualquier flor de temporada.
Para ello podemos utilizar bulbos de otoño y bulbos de primavera indistíntamente.

El objetivo es tener una zona en nuestro jardín con flores todo el año.
Para ello debemos diseñar un calendario con las plantas de flor de cada temporada, invierno, primavera,verano y otoño; existe una gran oferta en el mercado y deberemos elegir según nuestros gustos y porsupuesto teniendo en cuenta la climatología de nuestra zona. En cualquier centro de jardinería nos pueden asesorar perfectamente.
Junto a estas plantas de flor se pueden utilizar plantas perennes, como bojs, evonymus, coníferas de pequeño porte, aromáticas, brezos o incluso bambú, al igual que en el caso de plantas de flor, tenemos infinitas posibilidades.
 Y para culminar la composición y ya que este artículo trata basicamente de bulbos tenemos tanto los bulbos de otoño como los bulbos de primavera.
 Nuestro consejo a la hora de preparar un arriate o macizo de este tipo es seguir estos pasos:
  1. Plantar en primer lugar las perennes o plantas de hoja que van a estar varias temporadas y  recomendamos elegir plantas con distintas tonalidades de hoja, combinando verdes, ocres e incluso rojizas.
  2. Colocar los bulbos tanto de primavera como de otoño sobre el terreno y a la vez llevarlos a un croquis en un papel de cuadrícula para tenerlos más o menos localizados.
  3. Sembrar los bulbos en un nivel que llamaremos N1 que será el más profundo. La profundidad donde los alojaremos puede ser de unos 12-20 cms.
  4. Distribuir las plantas de flor de temporada en la superficie del terreno presentándolas con sus tiestos en los espacios interbulbos para después extraerlas y plantarlas. Sus cepellones ocuparán un nivel superior que llamaremos N2, zona inmediatamente superior a la de los bulbos.
Hay que tener en cuenta que estas plantas de flor desarrollarán su sistema radicular en horizontal y también en profundidad entrando en el nivel N1 de los bulbos, por eso hay que tener una idea aproximada de la situación de los bulbos para que no compitan con ellos.
Una medida preventiva a la hora de realizar labores en estas zonas es intentar en lo posible rastrillar y remover la tierra en lugar de cavar para evitar dañar los bulbos y si es con herramientas no metálicas mejor. De hecho en muchas ocasiones sacaremos sin querer los bulbos, cosa que no tiene mayor importancia porque se vuelven a depositar y se cubren de nuevo con tierra.

Así cuando llegue el final del invierno y principios de primavera en nuestro macizo tendremos además de las flores de temporada tulipanes, narcisos y jacintos y cuando llegue el verano tendremos junto a nuestras flores estivales, unas bonitas flores de bulbosas como dalias, gladiolos, canas y liliums.

Y lo más importante, si tienen abono suficiente y un buen sustrato nuestros bulbos germinarán año tras año en el mismo lugar e incluso se multiplicarán en pequeños bulbos llamados hijuelos que pueden desenterrarse y utilizarse para otros lugares o para reponer en el mismo lugar a los antiguos que van perdiendo vitalidad después de varias temporadas floreciendo.
Y es que a medida que nuestros antiguos bulbos vayan pasando las temporadas van a ir perdiendo vigor y eso se resentirá lógicamente en la floración, en ese momento habrá que ir reponiéndolos por nuevos bulbos.

Otro consejo importante para alargar la vida útil de nuestros bulbos es cortar el tallo de raíz una vez que han marchitado las flores, evitaremos el gasto innecesario y exigente  de reservas que requiere la fructificación de esas flores.

En definitiva tenemos por un precio muy asequible unas plantas que nos van a dar mucho juego y muy poco trabajo. Totalmente recomendables.